Es muy sorprendente para mí la forma en que dejamos pasar el que un niño presente sobrepeso u obesidad, pero tomamos todas las medidas posibles para ayudar a un adulto con sobrepeso. De hecho, lo que hacemos es fomentar el consumo de alimentos no saludables en los niños desde que nacen. Les damos dulces para que dejen de llorar, recompensamos su buena conducta con una Cajita Feliz, y les damos postre si se terminan toda la comida en su plato; “no tendrás pastel de chocolate si no te terminas tu brócoli”. Estos hábitos alimenticios son llevados hasta la adolescencia y la adultez. Como adultos, queremos un postre después de comer, y un helado cuando hemos tenido un mal día. Es entonces que se vuelve tan difícil frenar un estilo de vida que nos fue implantado desde que nacimos, y aunque los viejos hábitos nunca mueren, tenemos que comenzar a crear nuevos hábitos si queremos mejorar la salud de nuestros hijos.
De acuerdo con el Center of Disease Control and Prevention (Centro de Control de Enfermedades y Prevención), aproximadamente 12.7 millones de niños y adolescentes de entre 2 y 19 años presentan obesidad. Las principales preocupaciones referentes a la obesidad infantil incluyen factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, prediabetes, problemas en huesos y articulaciones y apnea del sueño. A largo plazo, los niños con obesidad son más propensos a convertirse en adultos con obesidad, y es muy probable que desarrollen enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, osteoartritis y otras enfermedades relacionadas con el metabolismo. Un estudio publicado en Pediatrics en el 2005 explica que los niños que se vuelven obesos desde los 2 años de edad son más propensos a convertirse en adultos obesos. La buena noticia es que la obesidad infantil es 100% prevenible.
A partir de inculcar hábitos saludables en los niños, ellos pueden convertirse en adultos saludables. Aunque vivimos en un mundo donde la comida chatarra es de fácil acceso y tiene un precio muy accesible, hasta los cambios más pequeños pueden mejorar la salud de los niños.
Algunos cambios que puedes realizar…
- Deshazte de la comida chatarra y los dulces en la alacena. Si no están ahí, los niños no los comerán.
- Elimina todos los refrescos y bebidas azucaradas de su dieta y motívalos a tomar mucha agua.
- Agrega frutas y verduras a su dieta, y convierte los embutidos en botanas para ellos.
- Disminuye el tiempo que pasan frente a la pantalla y aumenta sus niveles de actividad física.
Puede ser muy difícil preparar alimentos saludables siendo un padre con un trabajo de tiempo completo, sin embargo, si al menos eliminas los alimentos no saludables de la dieta de tus hijos, ese será un gran primer paso. También recuerda cómo pasabas el tiempo cuando eras niño, no existían iPads ni Xbox, solo un parque con algunos juegos. Fomenta que tus hijos se muevan más y que se diviertan sin tener que usar la tecnología.