Desde hace más de 50 años, la agricultura convencional 一un sistema productivo de carácter artificial一 ha sido la pauta para la producción en masa con el fin de abastecer a una población mundial cada vez más creciente. Y si bien este método de cultivo ha sido bueno para los negocios, ha tenido un costo para nuestra salud y la salud del medio ambiente.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo experimentó un gran auge demográfico. Durante este tiempo, se consideró que la agricultura convencional era el mejor y único método para abastecer a la creciente población. La agricultura y la industria alimentaria necesitaban métodos para producir rápidamente grandes cantidades de alimentos. El objetivo de la agricultura convencional, entonces, fue el de maximizar su producción.
Las características clave de la agricultura convencional incluyen el uso de pesticidas, fertilizantes con ingredientes sintéticos o bioingeniería para garantizar el máximo rendimiento. De hecho, fue el estadounidense Norman Borlaug quien jugó un papel importante en el desarrollo de variedades de trigo de alto rendimiento y resistentes a las enfermedades, que utilizan la mayoría de los agricultores de trigo en la actualidad.
Muchos agricultores que venden en los mercados locales 一los más pequeños一 no llevan el sello de certificado orgánico; sin embargo, todavía practican la agricultura sostenible
Aun así, lo que parecía ser la respuesta para alimentar a una gran población con este nuevo «súper trigo» y otros métodos agrícolas convencionales, pronto se convirtió en una preocupación. Tanto los ecologistas como los sociólogos comenzaron a cuestionar los métodos de la agricultura convencional.
Según ellos, estos métodos redujeron la fertilidad del suelo y la diversidad genética, aumentando la erosión del suelo, lo que condujo a una vulnerabilidad a largo plazo a las plagas, afectando así la salud y el rendimiento de los cultivos.
Ahora nos enfrentamos a las consecuencias de la agricultura convencional: productos alimenticios de baja calidad, dietas altas en carbohidratos, suelos contaminados y muchas otras preocupaciones ambientales y de salud. Entonces, ¿cuál es la posible solución a este problema? La agricultura sostenible.
La agricultura orgánica generalmente produce menos desechos, conserva el agua, reduce la erosión del suelo, aumenta la fertilidad del suelo e incluso utiliza menos energía
El origen de lo que consumimos
Una de las preguntas más comunes entre las personas al momento de consumir alimentos orgánicos es si estos requieren un sello de certificación. Y aunque algunos lo ostentan en sus productos, muchos agricultores que venden en los mercados locales 一los más pequeños一 no llevan el sello de certificado orgánico; sin embargo, todavía practican la agricultura sostenible.
En casos como este, siempre valdrá preguntar al vendedor o al agricultor cuál es el origen del producto, o bien, optar por hacer las compras de frutas y verduras en mercados o tianguis que aseguren vender productos orgánicos.
Opta siempre por productos de origen orgánico
A diferencia de la agricultura convencional, la agricultura sostenible (orgánica) se centra en mantener la salud de los suelos, los ecosistemas y las personas, en lugar de privilegiar la producción en masa y el uso de complementos con efectos adversos. Sacrifica el uso de pesticidas, herbicidas y fertilizantes para garantizar suelos sanos, procesos naturales y el bienestar de las plantas. Utiliza, además, métodos tradicionales de agricultura, centrándose en el ciclo del suelo y el cultivo de cultivos estacionales, independientemente del tamaño de la producción o las demandas de la población.
Los beneficios de consumir alimentos orgánicos y utilizar productos orgánicos son numerosos: contienen menos pesticidas, son más ricos en valor nutritivo, están libres de organismos genéticamente modificados y son mejores para el medio ambiente. Además, la agricultura orgánica generalmente produce menos desechos, conserva el agua, reduce la erosión del suelo, aumenta la fertilidad del suelo e incluso utiliza menos energía.
Al consumir productos orgánicos, no solo está apoyando su salud, sino también al agricultor que se tomó el tiempo para cuidar las plantas y mostrar un respeto saludable por la Tierra. A diferencia de la agricultura convencional, la agricultura sostenible requiere mucho más esfuerzo y tiempo, razón por la cual los alimentos orgánicos tienen un precio más alto. Pero al considerar los beneficios para la salud y el medio ambiente, pagar unos centavos más por una manzana que no contiene pesticidas ni transgénicos, puede ser la decisión más saludable.
Y aunque es posible que no siempre pueda consumir productos orgánicos, siempre puedes estar seguro de que recibirás los nutrientes que necesitas con los 90 Nutrientes Esenciales que encontrarás en Youngevity. ¡Y recuerda hacer todo lo posible para apoyar a los agricultores orgánicos!
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